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- 40 - ~or la interpretación alegórica, y con su empeño por juntar la filosofía platónica con el cristianismo, llegó a tener muchas opiniones contrarias a la doctrina de la Iglesia. .: Su dogmáti– ca •, dice Bardenhewer, •no es más que una metafísica greco– pagana vestida con ropaje cristiano • . Inmediatamente después de su muerte surgieron las controversias acerca de su ortodo– xia, y se acentuaron notablemente hacia el año 400, al decla– rarse en contra de él San Epifanio y Teófilo, patriarca de Je– rusalén. Estas controversias terminaron en el siglo VI, cuando el sínodo de Constantinopa lanzó, en 543, los quince anate– mas contra Orígenes, y más tarde, el 553, al contarle el mismo concilio general constantinopolitano entre los herejes en su undécimo anatema. La reciente tentativa del profesor de Roma Vincenzi 1 de demostrar que Orígenes estuvo libre de todo error, no ha tenido éxito alguno. *He aquí los principales errores de Orígenes: La omnipoten– cia de Dios exige que se manifieste desde la eternidad; si bien es verdad que el mundo visible ha tenido principio en el tiempo, no así el mundo espiritual, el cual es eterno; una por– ción de los espíritus cayó antes de la creación del mundo vi– sibl-e, y a ella pertenecen también las almas de los hombres; por aquí se ve que Orígenes admitía con Platón la preexis– tencia de las almas. El mundo físico fué creado por Dios para purificar las almas caídas: asimismo, las diferencias que hay entre los hombres y la medida de la gracia que Dios da a cada uno, son reguladas según la gravedad de la prevarica– ción que cometieron antes de la creación del mundo. Aunque Orígenes afirma la eternidad del Hijo de Dios y le llama omoú-:– nos to patri, su doctrina es suhord...ioaciana puesto que en– seña que el Hijo ocupa un lugar medio entre lo creado y lo increado. El Salvador tomó verdadero cuerpo y es Dios-Hom– bre (theantropos) expresión introducida por Orígenes. La unión de las dos naturalezas en Cristo no fué propiamente tal, sino solamente unión moral. Orígenes admite también que la cien– cia de Jesús, durante su existencia sobre la tierra, tuvo un crecimiento progresivo 2; que con la resurrección la naturale- dem est invenire afiquem secundum mores vitae errantem, multo autem peius arbitror ess ,in dogmatlbus aberrare et non secundum verissimam re– gulam scripturamrum sentile. (1) fo S. Gregorl Nysseni et Origenis scripta et doctrinam nonva rece– Sio, 4 tomos, Roma 1864. 2 •Theol. Quartalschrift•, Tub. 1872, p. 121.
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