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- entre el autor, Marco Minucia Félix, y sus amigos Octavio y Cecilio. El autor era abogado en Roma y precisamente cristia– no como Octavio; Cecilio era gentil y oriundo de Cirta en Numidia. El diálogo está compuesto a imitación del «De na– tura deorum» de Cicerón, y el autor se sirvió también de Sé– neca (1). La esencia del cristianismo, examinada desde el punto de vista puramente filosófico, dice que consiste en el monoteísmo, en la doctrina de la inmortalidad y en la pureza de las costumbres. La Sagrada Escritura no se halla citada en ningún lugai. Mucho se ha disputado acerca de la época m que fué es– crita esta obra. El «Octavius», por sus pensamientos y por la forma en que están expresados, se parece tanto al «Apologe– ticum» de Tertuliano, que resulta muy probable que el uno dependa del otro; pero ¿a cuál se ha de conceder la priori- . dad? Jerónimo se la otorga a Tertuliano, ya que menciona a éste a veces antes de Minucio, y dice de él una vez: primus latinorum ponitur (2). Muchos críticos modernos (Ebert, Ehr– hard,- Bardenhewer (3), Krüger) opinan que Minucio escribió antes que Tertuliano; y puesto que el «Apologeticum » se pu– blicó el 197, dicen que la publicación del «Octavius » tuvo lu– gar en los últimos decenios del siglo II . Otros críticos, como Funk, Harnack, Massebieau, afirman categóricamente que el «Octavius » se escribió más tarde que el «Apologeticum », o sea en los años 200-250; y nosotros, después de. un serio y profundo estudio del «Apologeticum» de Tertuliano, nos de– cidimos también a concederle la prioridad sobre el «Octavius » · de Minucio Félix 2. El arden de las ideas del diálogo es el siguiente: Los · tres amigos hacen una excursión de Roma a Ostia: en el cami– no hallan una estatua de Sérapis, y el pagano Cecilio le envía un beso con la mano, !o cual da ocasión a una disputa en ma– teria de religión, que empiezan inmediatamente los tres ami– gos, sentados en un dique de la playa. Minucia, que en el (l} Burge1, Miµucius Felix und. Seneca, Mirnrhen 1904, (2) De vir. ilustr. e. 51; conüóníese con Ep. 70, 5. (3) Bardenhewer anduvo "algo equivccado. en C:ste punto gracias a las deducciones de Harnack, Die Chronologie II, 328 y sgs. (Th~ol. Revue 1905, p. 45). (4) Véase respecto a este asunto a Bardenhewer, Gesch. der altkirchl. Lit. l. 303-315; Harngrck, lug. cit. p. 32 !-330; l<.rüger en la-s •Gott. Gel. Anz, ,, 1905, p. 36~4'1. ·

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