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- 18- Hermas flié un hermano del Papa Pío I (140-155). El hecho de que en este escrito se haga mención de Clemente, como si viviese aún (Vis II, 4, 3), debe atribuirse a una invención para dar al libro reputación de mayor antigüedad (Badenhewer), o a que el autor ha reunido en su libro fragmentos de obrasante– riores a su época (Harnack). Cuenta de sí el autor, que, vi– viendo en Roma en calidad de liberto, había logrado reunir, por medio de negocios no siempre lícitos y honestos, una for– tuna, pero con la riqueza se corrompió a sí mismo, a su mujer y sus hijos; mas la pérdida de los bienes sirvió a él y a los suyos de medio de redención. Añade que, en la época en que escribía su libro, trabajaba un campo que poseía entre Roma y Cumas, y que allí había recibido de boca de un ángel las revelaciones que escribiera. Tales datos personales quizás no sean ñ1ás que pura invención del autor para favorecer la ten– dencia y aceptación de su obra. 2. Se divide en tres partes: 5 visiones (Visiones), 12 man– damientos (Mandata) y 10 semejanzas (Similitudines). En las cuatro primeras visiones, contempla Hermas a la Iglesia como una matrona vestida de blanco, la cual le ordena que predique la penitencia a los suyos. En la tercera visión se le aparecen los bautizados en forma de una inme, sa torr.e; algunas piedras no están adheridas a ésta, sino más bien esparcidas y sin labrar alrededor de ella, y se le manifiesta que éstas son la imagen de los pecadores que están manchados con pecados graves, y que han de ser labradas aún por medio de la peni– tencia. En la quinta visión, que sirve de tránsito a la segunda parte, se aparece a Hermas el ángel de la penitencia en figura de pastor, y le pide que escriba los siguientes mandamientos y semejanzas, para leerlos y guardarlos en lo sucesivo.-Los doce mandamientos _no son más que un compendio de la mo– ral cristiana.-Las semejanzas se parecen a las visiones; en la primera ve el autor el cielo como una ciudad lejana, hacia la cual se encaminan los hombres; en la quinta se sienta en ayu– nas en una altura, y al preguntarle el pastor, por qué ha llega– do tan de mañana, responde: stationa e/o, lo cual quiere de– cir que ayuna (ayuno de estaciones); el pastor replica que el verdadero ayuno consiste en abstenerse del pecado. 3. El •Pastor de Hermas » fué tenido en gran estima en los primeros siglos; está (mutilado) al final del •Codex Sinai– ticus •; lreneo y Tertuliano 1 (antes de hacerse montanista), le incluían entre los libros de la Sagrada Escritura; también
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