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-163- y Platón; el primero daba más importancia a la inteligenci¡i, y así formó la escuela de los dialécticos, mientras que el segun– do, atendíendo principalmente al corazón, formó una escuela de místicos o divinos; estas,.. pues, fueron las tendencias que purificadas por el cristianismo, reaparecieron en los siglos XII y XIII. Buenaventura, favorecido de Dios con una inteli– gencia viva y penetrante, profundizó de tal manera los dog– mas revelados, y adquirió una ciencia tan vasta y sólida, que con razón se le ha puesto entre los escolásticos más profun– dos; pero al mismo tiempo su ciencia está impregnada de un tinte tal de devoción y piedad, que le hace aparecer como místico sublime, elevado en alas ·de su cóntemplación a las regiones del cielo, donde se extasía en Dios, único objeto de su pensamiento y término de su voluntad. De modo que en su ser encarnó las dos tendencias, mística y escolástica de su época. Buenaventura místico sabio y verdadero, y escolástico piadoso e inteli~nte ofrece la representación genuina y ver– dadera de la Edad Media. § .70 Santo Tomás de Aquino. Nació Tomás el año 1225 en el castillo de Rocca-Seca, cerca de Aquino, en el reino de Nápoles. Su padre fué Lan– dulfo, conde de Aquino, y su madre Teodora, hija de un con– de oriundo de Normandía. A los cinco años, entró Tomás en Montecasino para recibir su primera educación; de allí salió para Nápoles, donde manifestó su vocació11 al estado religio– so. Superados todos los obstáculos que su propia familia le opusieron, entró en la Orden de Sto. Domingo, e hizo sus Ps– tudios en Colonia bajo la dirección de Alberto el Grande, a quien acompañó a París también como discípulo; al terminar Sto. Tomás sus estudios, fué nombrado Profesor en Colonia, y luego en Sorbona, donde, en unión c9n S. Buenaventura, es– cribió contra Guillermo de Saint-Amour, que combatía las ór– denes religiosas; terminada esta cuestión, recibió la borla de Doctor. . Urbano IV, deseoso de tener en su companía una ayuda y seguro consejero en el gobierno de la Iglesia, le llamó a Ro– ma, y al lado del Papa siguió trabajando en sus estudios, y en– señó en Viterbo, Orbieto, Perusa, Bolonia y Nápoles. Com-

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