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- 138 ~ trata por tres veces cada uno de los versículos, pero se entre– tiene poco en el significado literal, mientras que se explaya en las aplicaciones a la vida moral. En estas explicaciones y ex– hortaciones, para las cuales echaba mano del rico tesoro de su experiencia, divaga a menudo el autor haciendo largas di– gresiones, con lo cual viene a ser la obra como un repertorio de teología moral. En el prefacio se dice que Job es un tipo del Redentor; que la mujer de este patriarca representa la vida carnal, y sus amigos a los herejes; en los siete hijos de Job se representan las siete virtudes, y alegóricamente los doce após– toles, puesto que siete es igual a tres cuatro, y doce es igual tres m cuatro. Aun hoy dia se usan en el Breviario romano las 40 homi– lías sobre los Evangelios, que son breves adaraciones de pe– ricopes evangélicJs en tono paternal y lengua;e sencillo; probablemente fueron pronunciadas en un mismo año y pu– blicadas por el 592. No están ordenadas cronológicamente, aunque divididas en dos libros, las 20 píimeras sólo fueron dictadas por el papa y leidas al pueblo por un notario en pre– sencia suya; las otras 20fue~on recitadas por él mismo. También poseemos de este Padre dos libros de 11·0111ilías sobre Ezequiel. El documento mis elocuente de la pasmosa actividad pas– toral y de la lnbilidad política de este pontífice, es su colec– ción de cartas o documentos, llan13.da Registrúm, obra que no ha llegado completa a nosotros, sino sólo en tres compendios, el más voluminoso de los cuales fué dispuesto por el papa Adriano I para el em~endor Carlomagno; está orde ,1ado cro– noló~icamente, y abarca todo el tiempo del por:tificacto de Gregario, mientras que los documento., de las otras dos co– lecciones se refieren sólamente a algunos años del mismo. La colección íntegra contiene 848 escritos, divididos, según los años de su pontificado, en 14 libros. § 59 San Isidoro de Sevilla. 1. A San Isidoro de Sevilla hay que considerarle como el último Padre de la Iglesia occidental. Acerca de su vida, hay muy pocos datos conocidos; se sabe sólarnente que era el her– mano menor de San Leandro, arzobispo de Sevilla, amigo de Oregorio Magno, y que había prestado notables servicios a la l~lesia, en el tercer concilio nacional español de Toledo (589),

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