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- 134 - inoderación, en las ciencias profanas, y es un compendio de las siete artes liberales (trivium y quadrivium). La segunda obra está formada por los doce libros Historia tripari'ita, que es una mezcla muy defectuosa y hecha a la ligera, de las His– torias de Sócraies, Sozomeno y Teodoreto, que para este ob– jeto le tradujo al latín un tal Epifanio. La Anecdoton Holderi, publicada por Usener, con comentario (Bona 1877), es un re– sumen muy reducido (de apenas una página), que descubrió Holder, de una obra desconocida de Casiodoro, y que con– tiene importantes datos sobre la familia y sobre la actividad literaria de este escritor. § 58 San Gregorio Magno, pap.a. 1. En la línea divisoria que separa la Edad Antigua de la Media, vemos que se levanta la venerable figurn del papa Gre– gorio I, el cual con León 1, fué el más importante de los suce– sores de San Pedro, tanto desde el punto de vista político, co– mo del religioso. Este pontífice que, como decimos, asistió al acabamiento de la Edad Antigua y a los comienzos de la Edad Media, perteneció corno escritor más a la primera, pero como pastor de las almas, más ala segunda. Descendía de una ri– ca familia patticia, y muy mozo aún. fué pretor urbano; en este cargo y más tarde en Constantinopla adquirió aquel tacto y ha– bilidad en los negocios en que sobresalió siendo papa. Pero el ejemplo de su piadosa madre, que a la muerte de su esposo se retiró a la soledad dd claustro, le movió a abandonar el mun– do; vendió sus cuantiosos bienes de fortuna, socorriendo con el producto a los menesterosos y fundando siete conventos, seis en Sicilia y uno en Roma, en cual entró él, adoptando la regla de San Benito. Su ayuno era tan riguroso, que debilitó en gran manera su salud, pero siempre recordó con cariño los doradcs días de su retiro. Su paz y tranquilidad no duraron mucho tiempo, pues el papa le hizo diácono, y le mandó poco después a Constantinopla en calidad de apocrisario (o nuncio apostólico. Desempeñó este cargo en circunstanci1s muy difí– ciles para la Iglesia, por espacio de siete años, transcurridos los cuales, pudo regresar el 585 a su monasterio, siendo abad del mismo. De entonces data lo que se cuenta de él, que, pa– sando un día por el mercado, vió a unos robustos jóvenes puestos en venta; y al preguntar de que país eran, se le respon-
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