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- 129- • Juan, del monasterio de San Sábas y probablemente fué con-i- puesta en la primera mitad del siglo VII. La narración fué sa– cada de una leyenda india de Buddha, y en la Edad Media alcanzó gran difusión en varias refundiciones y traducciones que se hicieron de ella. El héroe es Joasaph, hijo del rey de la India, el cual, a pesar de la oposición que le hacía su padre; fué convertido al cristianismo por el ermitaño Barlaam, con– siguiendo después que se convirtiese su padre y todo el rei– no, y haciéndose él ermitaño a su vez. Se ha conservado un gran número de odas y cánones (que constan de nueve odas cada uno) de Juan Damasceno y de su hermano adoptivo; la mayor parte de ellas cantan las fies– tas del Señor, y están llenas de sentimiento, pero adolecen de demasiado artificio en la forma, en unas los versos están cons– truidos según la cantidad, al estilo antiguo; en otras según el acento rítmico. No consta con certeza si el Octoechos, o libro oficial de los cánticos de la dominica· en la Iglesia griega, · pertenece o no a Juan Damasceno. CAPÍTULO SEGUNDO ESCRITORES LATINOS § 56 San Fulgencio de Ruspe. l. No menos valeroso impugnador del arrianismo y de– fensor al mismo tiempo de la doctrina agustiniana de la gra– cia, fué San Fulgencio, el mayor teólogo de su tiempo. Acerca de su vida da hermosos detalles una Vita, escrita por uno de sus discípulos inmediatamente después de su muerte. Deseen~ día de una noble familia africana, fué abad de un monasterio, y por el 508 fué el~gido obispo de la pequeña ciudad marí– tima de Ruspe, en Africa. Poco después fué desterrado a Cer~ deña con otros sesenta obispos católicos por el rey arriano w- cu 1 Su autenticidad fué demostrad1 por Hall, Die Sacrn Parallela des Joh, Damascenus, Lips, 11\96. 2 Rom. Quartalschrift 1903, p. 371 y ~g•.

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