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- 126 - § 55 San Juan Damasceno. • l. Acerca de la vida de San Juan Damasceno tenemos muy pocos datos ciertos; pues muchas de las cosas que cuen– tan de él los antiguos biógrafos, son puramente legendarias. Descendía de una familia cristiana de Damasco, que desem– peñaba hereditariamente de padres a hijos un cargo público sarraceno, quizás el de cobrador general de impuestos en Siria. Como miembro de dicha familia, llevaba por nombre Mansur. Fué educado junto con su hermano adoptivo Cosme; y des– pués de renunciar al cargo mencionado, por el año 730, entra– ron ambos en el convento de San Sabas, cerca de Jerusalén . Cosme, fué elegido más tude obispo de Maiuma en Fenicia, pero Juan, una vez ordenado de presbítero, vivió dedicado por completo a la piedad y al estudio. Parece que empezó su actividad literaria con ocasión de la lucha iconoclasta, defen– diendo la veneración de las sagradas imágenes. El sínodo ico– noclasta de Constantinopla (754) fulminó contra él, bajo el nombre de Mansur, un cuádruple anatema, declarando que la Trinidad le había quitado deen medio, de dondese infiere que en aquella fecha había fallecido ya. El septimo concilio ecu– ménico, celebr.:tdo en Nicea en 787, le tributó grandes alaban– zas, y por otra parte sabemos que se llamaba chrisorrhoas= el que vierte oro, a ce.usa de • la gracia espiritual que resplan– decía tanto en su doctrina, como en su vida. » 2. Juan Damasceno fué, en cierta manera, el primero a la vez que el último gran dogmático de la Iglesia griega: el pri– mero, porque él fué quien e11 su obra principal reunió, como en un todo orgánico por primera vez, entre los griegos, la doc– üina íntegra de la Iglesia, tal como estaba en la Sagrada · Es– critura ylaTradición; el úl irno, porque después de él, el Orien– te no ha tenido ningún otro gran dogmático, y hoy 9ía es tan considerado en la Iglesia griega como lo fué en el siglo VIII. Pero Juan Damasceno fué más que nada un compilador, y se limitó a coleccionar o compilar las enseñanzas de los Padres griegos, en especial de San Gregorio Nacianceno, y las deci– siones de los concilios. El desarrollo dogmático de la Iglesia griega tocaba ya a su término: Juan mismo había tomado par– te en la última gran controversia dogmática sobre el culto de las sagradas imágenes, sobresaliendo entre todos por su eru– dición. Así pudo su obra principal quedar como manual clási-

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