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- i 19 - su amigo Germán, en un convento de Belén, viviendo ambos después, por espacio de diez años, entre los monjes de Egip– to. San Juan Crisóstomo le ordenó de diácono en Constanti– nopla; después del destierro de aquel santo obispo (404), se fué con su amigo a Roma para recomendar su causa al papa Inocencia I, recibiendo de manos de éste el orden del presbi– terato. Dies años · después, le hallamos en las cercanías de Marsella, donde, al estilla de Oriente, fundó dos conventos, uno de hombres y otro de mujeres, los cuales dirigió por es– pacio de veinte años, contribuiendo, sobre todJ> con sus escri– tos, a la propagación del monacato en las Galias y en España. En Marsella y 9tros puntos se le venera como Santo. Murió el 435. De Casiano nos ha sido transmitida una obra dogmática en siete libros: «De incarnatione Domini contra Nestorium»; es una apología de la doctrina de la Iglesia contra Nestorio, escrita por consejo del diácono wmano León, más tarde papa León I, por el 430. Pero son más vastas e importantes sus dos obras destina– das a glorificar el monacato, rel~cionadas íntimamente una con otra y con frecuentes llamadas de una a otra. Las dos fueron compuestas en los diez años después del 419, y constituye– ron la lectura predilecta de los claustros de la Edad Media, por su excelente y edificante contenido, así como por su esti– lo llano y popular y su fluida expresión . La primera está for– mada por los doce libros « De institutis cenobiorum »; los cua– tro primeros libros tratan de las instituciones y reglas de los conventos de Egipto y Palestina; los otros ocho de otros tan– tos vicios que ha de combatir el monje. Así, pues, el primer libro trata del hábito de los monjes; el segur.do de las oracio– nes nocturnas en Egipto y de su recitación; el tercero Je las oraciones según las distintas horas del día, según acostum– braban los monjes de la Palestina y la Mesopotamia, pero no los de Egipto. Como el menos grave de los vicios capitales se cita la gula, en quinto lugar está la tristeza, y en sexto la pe– reza o el tedio (taedium); los vidos más graves son los dos últimos, esto es, la vanagloria (cenodoxia) y el orgullo, de los cuales se dice que son la ruina de la virtud. Como ardlioto contra estós vicios, se recomienda muy particularmente Ta la– boriosidad. te (así Ebert, Gesch. der Lit. des Mittclaltcrs I, 2. • erl. p. ::l-18) se creyó que era orjundo del sur de las Galias.

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