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~ 115 - § 49. Los Oráculos Sibilinos. l. Se dió el nombre de «Oracula Sibyllina » a una cojec– ción cristiana, compuesta de 14 libros, de los cuales los 9 y 10 son aún desconocidos, y los 11-14 no se conocieron hasta que lo descubrió el cardenal A. Mai en 1817. Los libros que quedan de esta colección fueron compilados, en su mayor parte, en el siglo III después de Cristo (ésta es la opinión de Har– nack, aunque Geffken los coloca en el siglo 11) por unos cris– tianos que pertenecían a una misma Iglesia, y vivían en Orien– te, habiéndoles dado éstos la forma que tienen hoy, utilizando las redacciones primitivas de los judíos. Los libros 11 - 14 son quizás enteramente cristianos, pero de substancia y contenido puramente políticos, y fueron los que salieron más tarde; el libro 14 no apareció hasta el siglo IV. Por el contrario, los li– bros 3, 4 y 5 son poco cristianos; el libro 3 es el más antiguo de toda la colección, y su redacción judaica se remonta a los siglos I y II an tes de Cristo; el texto fundamental judaico dé los libros 4 y 5 pertenece al siglo I después de Cristo. Si para esta colección se echó mano de los oráculos paganos, espe– cialmente de los vaticinios de la sibila romano-eritrea, es cosa controvertible. Los versos 217-250 del libro 8 son acrósticos, cuyas iniciales dan las palabras lesous Jristós Ceou uioós so– tér staurós; son citados en el discurso de Constantino «Ad santorum ccetum , (c. 18) y por Agustín (De civ. Dei XVIII, 237), suprimida la palabra stazú-ós. Lactancio trae varios orá– culos de las sibilas sobre el cristianismo, como vaticinios de la sibila de Eritrea, y dice que fueron injustamente tenidos por falsificaciones cristianas (inst. div. IV, 15); ya Celso, en su tiempo, había echado esto en cara a los cristianos ( Orig., , Contra Celsum VII, 53). 2. Los Oráculos Sibilinos judeoscristianos versan sobre asuntos en parte históricos, en parte religiosos y en parte polí– ticos, en forma poética, y muchas veces con expresiones inin– teligibles; están escritos en exámetros griegos, en el dialecto llamado homérico. Hay ciertas partes de verdadera inspiración poética, pero el todo carece de unidad, y muchísimas veces se ve interrumpida la hilación de las ideas con interpolación o lagunas. Hay partes que se encuentran repetidas en varios li– bros, y a menudo es difícil distinguir los elementos judaicos de los cristianos, los antiguos de los más recientes. Según lo
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