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-109 - gobierno de . Roma, le salió al encuentro y tuvo una entre– vista con él en Mantua, a lo cual se debió la salvación de Italia. Según una tradición (oi:iginaria según parece del año 1000), el caudillo de los hunos vió detrás del papa al mismo San Pedro con la espada desenvainada. Pero donde León dió pruebas de ser digno de su sobrenombre, fué en la cuestión eutiquiana, en la cual «por decirlo así, salvó a la Iglesia grie– ga contra la voluntad de ella misma , (Dollinger); el año 449 publicó la « Epístola dogmatica ad Flaviurri », que fué · como la benéfica estrella que guió a los católicos en la lucha secular contra el monofisitismo, carta que, al _ser leída ante l9s padres del concilio de Calcedonia, hizo exclamar a éstos: «Esta es la fe de los padres, ésta la fe de los apóstoles. Pedro ha habla– do por boca de León». Presidió aquel concilio , el más nume– roso que hasta entonces se había celebrado, por medio de sus legados, y con su oposición hizo que fuese anulado el canon 28 del mismo, el cual establecía que el patriarca de Constan– tinopla debía tener la misma p reeminencia que el obispo de Roma, am;ique después de éste. Fué el primero que dió al sí– nodo de Efeso ( 449) el sobrenombre de «sínodo de los ladro– nes » (latrocjnium) ... En ocasión en que los arzobispos Anas– tasio de Tesalónica e Hilario de Arlés, l<H cuales ejercían vi- · cariato pontificio (aquél en la Iliria oriental y éste en la Galia meridional), abusaron de su competencia e hizo del 1S\¡gun– do un simple obispo. León murió el 461. · 2. León I fué el primer papa que sobresalió por su acti– vidad política y literaria, y, a más de Gregorio I, es el papa más grande de la antigüedad. Fué claro y resuelto en sus má– ximas y principios, especialmente en materTa religiosa, pero f'.:rnto y moderado al ponerlos en práctica. Tuvo plena con- , ciencia de su alta digni9ad, pero ,esto no fué parte pa~ que desmereciese su modes'ffii ·person·a1. Sus escritos se distt guen por la claridad en las ideas y por la pureza y elegancia de -.. lenguaje. 3. Las obras de León se componen de sermones y cartas. Los primeros son 116 en las mejores ediciones, pero 20 son espurios o de dudosa autenticidad. Casi todos son discursos breves que pronunció el Santo con ocasión de las fiestas del Señor, en la festividad del 29 de junio o en días de ayuno. Los cinco primeros fueron pronunciados en los aniversarios de su exaltación, y tratan principalmente de Jesucristo. Las 173 cartas , 30 de las cuales no pertenecen, puesto que le fueron 8