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EL SANTO CRISTO EN LA GUERRA Destruida la urna con su altar, al igual que todos los altares de la iglesia con sus imágenes, algunas de ellas de un valor artístico extraordinario, la preciosa imagen del Santo Cristo se salvó milagrosamente de 1~ hoguera en que perecieron aquel día, 21 de julio, las otras imágenes, gracias a la oposición de los ve– cinos de El Pardo, y luego por haber sido reclamada como objeto de arte por el patrimonio artístico de la República. Fue llevada primeramente al Palacio de El Pardo. Al finalizar el año 1936 fue trasladada a la iglesia de San Francisco el Grande, donde se acumularon gran número de obras de arte. Pero allí no se encontraba libre de los bombardeos, ni estaba asegurada su con– servación, por lo que se decidió depositarla en los só– tanos del Museo del Prado. SUS MARTIRES El Santo Cristo había aceptado la ofrenda que de sus vidas le hicieron los frailes de su Convento; y él escoge las víctimas que le han de ser sacrificadas: No había terminado el año 1936 y ya eran tres los márti– res, que habían entregado sus vidas jóvenes rotas por el odio. Otros tres religiosos del Convento serían sa– crificados en el año 1937. A todos los demás religiosos les exigió la consigna de desplegar continuo y arries– gado apostolado: unos en las cárceles, donde entre torturas podrían ser útiles a los demás, otros recorrien- 60

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