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I Siglo XVII ( Primera mitad) Esta santa Imagen vio la luz en Valladolid, a peti– ción personal del piadoso rey Felipe III, con motivo del nacimiento de su primogénito, Felipe IV, en el Viernes Santo de 1605. Su belleza sobrehumana fue producto de un hondo espíritu cristiano del artista castellano, que, como fray Angélico y Juan de Juanes, se preparaba religiosamente con oraciones y ayunos antes de comenzar a reprodu– cir las facciones divinas. Como anécdota, dícese del artista, que habiendo esculpido varias imágenes' de Cristo yacente, nunca quedó satisfecho porque la cabeza no respondía a la que tenía creada en su mente de genio. Era ésta, que le encargaba el Rey, su última y definitiva realización. Esculpida la cabeza varias veces, seguía insatisfecho. Su recurso fue la oración y penitencia: Varios días de largas oraciones sin permitirse más alimento que pan y agua, y realiza por fin su obra genial que le hizo exclamar: "El cuerpo le hice yo, pero la cabeza la hizo Dios". 43

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