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* Recuperar el sentido de itinerancia. Nuestra pastoral se va colo– reando de urbana. Apuntamos hacia equipos que presten su servicio en determinadas áreas pastorales rurales, para la confesión, por ejemplo. * Comunidades abiertas con sentido de comunión y contemplación, sobre todo cuando la Iglesia corre el peligro de quedarse como institu– ción benéfica. 2. ¿ Cuáles son los caminos concretos para promover y obtener una decidida renovación espiritual y apostólica de nuestra vida? Un grupo inicia su reflexión constatando que apostamos por una renovación que presente el rostro de "volver al amor primero": volver a nuestras raíces, viviendo existencialmente el Evangelio como lo hizo Francisco de Asís. Queremos encontrar una identidad que iluminaría otros espacios de la vida: testimonio, interioridad, seguimiento de Cristo ... Estamos suficientemente positivos, motivados y entusiasmados como para creer– nos que es posible, que es necesario, que es exigencia del carisma el ponernos manos a la obra en esta renovación, pero ... Notamos: - que vivimos más una reforma conceptual e intelectual que encar– nada en la vida diaria. - que la renovación nunca podrá venir de arriba -superiores pro– vinciales o generales-, sino de proyectos sencillos de hermanos que presenten lo que quieren vivir, aunque "hacerles caso" signifique elegir caminos que puedan llevar a "cerrar" otras casas o presencias. Por lo tanto, la renovación tiene un costo vital fuerte. - que no somos atractivos como lo fue Francisco; necesitamos volver a leer existencialmente a Francisco de Asís. Tenemos que revisar nuestro trabajo y nuestra forma de trabajar, nuestra formación, nuestra instalación desde el poder, el tener, el saber. - que es importante que nuestras fraternidades sean lugares, espa– cios de comunicación. 94

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