BCCCAP00000000000000000001366
Podríamos decir que en estos casos, si no hay simpatía, sí existe empatía y comunión. Este primer tiempo suele durar quince o veinte años, o menos como en nuestro caso. 2. La primavera. Sólo cuando una circunstancia ajena al grupo interviene, éste se extiende. La circunstancia puede ser una persecución, como en la Iglesia naciente; la persecución de un clérigo envidioso, como en la historia de san Benito, o un concilio como en nuestro caso. La expansión suele ser simultánea con otros fenómenos. En primer lugar, la andadura espiritual de la comunidad que ha profundizado en la fe, perfila teológicamente la animación, centrándola en Cristo, el Evangelio viviente. Cristo es el centro de la fraternidad y su Espíritu el conductor que la lleva a través del mundo en donde hay que dar testimonio, al Padre. Pero también es verdad que cada instituto contempla al Cristo total desde un punto de vista de su misterio, de manera que se va construyendo un patrimonio espiritual con el tiempo; así podemos hablar del cristocentrismo franciscano, el apostolado de vanguardia ignaciano; la predicación dominicana, la búsqueda de Dios que vive en lo profundo teresiana, la locura eucarística de Micaela, etc. En segundo lugar, la comunidad se va identificando con el fundador, que sabe traducir en hechos y palabras el carisma del grupo. Casi sin darse cuenta descubren que tienen fisonomía propia: "varones penitentes oriundos de la ciudad de Asís" 95 • Esta identidad llega a tener nombre, a veces con referencia al nombre del fundador; pero cuando éste tiene perfectamente claro que es toda la comunidad la que anima, como es el caso de Francisco, entonces "quiso que sus hermanos se llamaran menores" 96 • 95 TC 37, en San Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época, BAC, Madrid,(3ª) 1985. 96 LM 6,5, id. 86
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz