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---------- ---------------- - referentes a su nacimiento: el primero es el concebir la fundación como el acto inicial de poner en el mundo una forma perfecta de vida, que en el transcurso de los siglos se va deteriorando por los pecados de sus componentes; el otro tópico es el contrario: creer que todo empezó como una semilla que fue creciendo y ramificándose. Todas las experiencias nacen de forma sencilla y espontánea, pero no por generación espontánea, sino dentro de la tradición de la Iglesia; por eso se parecen entre sí más de lo que creemos los que caminamos dentro de una experiencia religiosa concreta, que tendemos a interpretar nuestra "orden" como algo único, sin mirar a la de al lado. Nacen como algo vivo, no de un "documento" del que brotaría la comunidad, como la sociedad anónima del acta registral. Precisamente porque son experiencias de vida, van a tener historia, con sus orígenes, sus altibajos, su decadencia y, en su caso, su extinción. En esta historia va a surgir una figura, que necesariamente tiene que ser distinta de los demás, porque el carisma del grupo se hace presente en él y de él va a depender la vivencia de sus hermanos: él es el animador primero junto con la comunidad, pero marcando la pauta, aquél que tiene que infundir el espíritu fundacional en cada momento, según los signos de los tiempos, que le ha tocado interpretar. El animador será aquél que discernirá no la letra de sus documentos fundacionales, sino el hecho de vida que, en la fundación, hizo nacer el Espíritu para la Iglesia. Como organismos sociales vivos van a generar sus propias institucio– nes, que estarán influidas por el carisma y también por su época 91 • l. Comienza la experiencia. Todo suele empezar en un hombre o una mujer que tienen unos ideales 91 METZ, J .B.,Las órdenes religiosas: su misión en un futuro próximo como testimonio vivo del seguimiento de Cristo, Herder, Barcelona, 1978; PumL I BARDOLET, J.• Itinerario de la vida religiosa a los veinte años del postconcilio, Edic. S.Pio X. Madrid, 1986; REGAMEY, P.R.,La voz de Dios en las voces del tiempo. Redescubrir la vida religiosa, Sal Terrae, Santander, 1971; TILLARD, J.M.R., El proyecto de vida de los religiosos, P.Cl., Madrid, (2ª)1975. 83