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cuanto una cualificación perfectiva en relación con el hombre(...). El espíritu en el hombre es vida dada por Dios y orientada a Él; es existencia originada por Yahvé y vivida según su voluntad; es fuerza que se apodera de todo el hombre y lo dirige a su Señor; es inspiración que hace a los hombres profetas según el plan divino..." 87 • Ello quiere decir que podemos detectar el Espíritu allí donde se vive para los demás, donde se lucha por crear una comunidad, donde se le permite ser oración y gemido dirigido a Dios (Cf. Rm 8,26), donde se vive en esperanza, con audacia (parresía, cf. Act 4,13), donde hay clima de reconciliación, donde se transciende la mera organización para ponerla al servicio del hombre, en la letra menuda de acontecimientos, en la gente sencilla, en las intuiciones de los artistas, etc. En la vida religiosa, la Pneumatología desde "arriba" haría del superior el depositario de la gracia de estado; "desde abajo" el superior, más que banco del Espíritu Santo, sería un signo de su presencia para un servicio dentro de la comunidad. 2. Animación espiritual, desde la antropología teológica. Tenemos que recordar que el hombre es frágil, que es carne y "toda carne es hierba" (Is 40,6-7). Que está hecho de hogar, de tierra, de patria, de multitud de condicionamientos raciales, culturales e históricos. Y esto mismo podemos afirmarlo de todo lo que hace, y, por consiguiente, de la comunidad que crea. Al mismo tiempo, sin embargo, es el hombre una debilidad animada, que tiene razón para comprender, juzgar, definir, valorar, crear estructu– ras para organizarse y entre ellas simples agrupaciones, o sociedades definidas por el '"hacer", o comunidades definidas por el "ser"; este hombre tiene sentimientos para relacionarse mal (enfrentarse) o bien (reconciliarse), para orientarse y darle sentido a su vida. 87 GoFFI, T., Hombre espiritual en Diccionario de Espiritualidad de S. De Fiores, ed. 4ª, Madrid, Ed. Paulinas, 1979, pág. 892. 79

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