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La propia fraternidad, que responde, que avanza, que acoge... En la medida en que esto se realiza habrá más y mejor corresponsabilidad, y por lo tanto, más animación para el guardián. Diálogo con el Provincial, de hermano a hermano, y no como autoridad final... Encuentros en la propia provincia, en la CIC, etc. Aprovechar los momentos y los hermanos más activos, más dispues– tos. 5. ¿Podemos prescindir de la figura del superior local en la buena marcha de una fraternidad? Realmente, según el espíritu franciscano, ¿es tan necesario el guar– dián? Creemos que no. Tiene, debe existir la figura del que guarde y vele por que cada hermano lleve adelante la vocación al evangelio. Sin embargo, conforme las fraternidades vivan con más sencillez, en el número de hermanos, en las tareas, quizás pueda aparecer más diluida la figura del guardián, aunque nunca se podrá prescindir de él. No tendría futuro un grupo acéfalo. 6. ¿Se preocupa el superior local en escuchar y comprender a todos los hermanos? Los hay que sí y otros que no. Pero conviene matizar lo siguiente: hay hermanos que plantean continuamente dificultades, porqu~ creen que nada deben aprender del aquel superior. Otras veces, el superior, por su talante, tiene ciertas dificultades en salir al encuentro del hermano. Pese a ello, sigue siendo cierto que escuchar y comprender es medio camino ganado para la fraternidad. 73 -----------------------------
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