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súbditos. No está bien que ahora los que tengan que sufrir las vejaciones sean los superiores. Con esto de la igualdad, de respetar los derechos humanos, del ambiente democratero, del respeto de las individualidades -¿o manías?-, el superior manda poco y debería mandar más. Se le debería dar más poder dentro de la Fraternidad. Muchas veces, tanta sensibilidad para consultar todo, cansa al más santo Job que haya, y todo para que, al final, cada uno haga lo que le venga en gana. ¡Menos mal que todavía queda algún hermano obediente y humilde, que obedece aunque tenga que aguantar que el llamen "el pelota" del guardián!... * Revisar el concepto de obediencia y darle legislativamente más contenidos. Ya el sabio Aristóteles decía que "es un principio común– mente aceptado que hay que obedecer, para poder ordenar bien". Fruto del "cada uno hace lo que le viene en gana" es el caos. Y este caos, seamos sinceros, con harta frecuencia aparece en nuestras casas, ¿o no?. * Educar para la disponibilidad personal 83 • Las Constituciones invitan a todos los hermanos a colaborar, no a que todo lo tenga que hacer el superior. S hay algún superior, caso raro, que desea hacerlo él todo, nos hallamos ante un caso patológico que hemos de respetar desde el talante sanitario -¡pobrecito!-. Las Constituciones nos dicen: "los hermanos presten obediencia activa y responsable a los superiores con espíritu de fe y amor a la voluntad de Dios" 84 • ••••• 81 Ver el artículo anexo antes citado. 84 n. 164,3 70
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