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Las actuales Constituciones capuchinas nos dicen que el guardián "preside a la Fraternidad local" 73 • Pero yo me preguntaría si en estos momentos de exaltación de la individualidad ¿la preside o es esclavo de la misma? Digo esto por un dato verificado en lo que he visto: hay hermanos guardianes que se experimentan a sí mismos como los escla– vos de la casa. Y no creo que en nuestros días tengamos, en teoría, mentalidad colonial en favor de la esclavitud de unos seres humanos. En esta situación, ¿qué tiene de extraño que los superiores provinciales se las vean moradas para encontrar guardianes para las distintas casas? Para un observador corriente -no hace falta que sea de gran talla- hoy no se les puede escapar un detalle en la vida cotidiana de nuestras fraternidades: hoy los guardianes se sienten impotentes ante determina– das situaciones: ¿cómo conseguir unas celebraciones litúrgicas más vivas, con más participación de los hermanos?. ¿Qué hacer para inculcar el espíritu de pobreza en nuestras casas?. ¿Cómo conseguir que vayan a rezar todos, que la oración común sea menos monótona, que parezca menos que se hace por cumplir, por rellenar "un expediente", por acallar una conciencia tibia y trasnochada?... En el n. 114,1 de las Constituciones se afirma que el superior tiene potestad ordinaria propia en su Fraternidad. Sin embargo, suelen darse dos situaciones en nuestra fraternidades locales: a) Existe en nuestro ambiente social y político en el que se desarrolla la vida de nuestras propias circunscripciones un innegable ambiente democratero. ¡Todo se pretende solucionar a través del "infalible" método de los votos! Y, claro, sucede lo que decíamos antes: "si el que tiene que mandar no manda, al final manda el que no tiene que mandar". Además, ya se sabe que el democratismo es la dictadura social de la mayoría. Y, por favor, no se me interprete mal en este mi intento de hacerme comprender: no me gusta el "yo ordeno y yo mando". Pero, si hay una autoridad como servicio, ese servicio nunca fructificará si no se puede usar el medio de la autoridad. Cuando no existe un mínimo orden, 73 Const. 110,5. 63