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gente rehuye los cargos de superior. Debemos de reconfigurar el papel de los superiores dentro de nuestras fraternidades 72 • Los ministros provinciales y su Definitorio son los responsables primeros del apoyo constante que se debe ofrecer a los superiores, máxime en los tiempos en que nos movemos. Si un Provincial y su Definitorio no ofrecen a la Provincia ese servicio primario, se debería cuestionar el grado de credibilidad que ofrecen en un servicio que por bien a la fraternidad han aceptado. Por desgracia no son pocos los guardianes que se han sentido defrau– dados por sus superiores. Estos hermanos serán, en el futuro, a no ser que sepan reaccionar muy bien, gente "quemada" dentro de la Provincia. Y en este campo, además de a los superiores locales, pudiéramos incluir a los formadores. Todos sabemos lo ingrata que es esa tarea, los pocos frutos que a menudo se cosechan. Los superiores de hoy día creo que son personas admirables. Con pocos incentivos, aguantan muchas veces lo inimaginable. Pienso, por ello, que todos hemos de colaborar en lo que sea para hacer que su labor sea más agradable. No hace mucho tiempo que yo sacaba ese tema en mi Fraternidad. Un hermano me decía que él trata de ayudar en lo que puede al superior porque ha conocido esos cargos, el sacrificio que conllevan, las soledades que rezuman. Por mi parte, un servidor le contestaba que yo también sería muy comprensivo con los superiores que tuviera en el futuro, pues sé por experiencia que tiran de cargas pesadas y no infrecuentemente amargas. Y también a este respecto recuerdo las palabras de otro hermano mayor de otra comunidad, que me dijo no hace mucho tiempo: "De verdad te digo que, de mis casi ochenta años, los más duros han correspondido a los tiempos en los que fui superior local"... Y dejo este tema porque es opinable... Algún caso, raro desde luego, parece opinar que ha sido más feliz cuando "mandaba" que cuando le ha tocado obedecer, -¡de todo hay en la viña del Señor!- pero, vamos... 72 Cf. Documento anexo: Vida religiosa y disponibilidad personal. Se publica en el Anexo del final de esta crónica. 62

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