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intentamos reestructurar nuestra vida religiosa 44 • Por eso el tema que sacamos hoy a colación precisa de cierto análisis. ¿ Cómo es la imagen del superior local o guardián según nuestras actuales Constituciones? Dentro de la más genuina tradición franciscano-capu– china hemos ido comprobando a lo largo del tiempo y de la historia, la desventura que ha sufrido la imagen del guardián, ya sea porque se ha desmarcado del espíritu carismático de Francisco, ya sea porque se ha entendido muy mal el sentido de autoridad y a la vez el de obediencia o, porque se ha querido imitar el modelo de otras órdenes religiosas... ; de aquí que puede ser un buen momento, como si fuera un nuevo kairós, el plantearnos de nuevo qué significa ser guardián hoy día. Ciertamente que nuestras Constituciones nos pueden ayudar a discer– nir y reestructurar esta imagen deteriorada del guardián, pero creo que no han recogido con la suficiente fuerza el significado propio según el espíritu de Francisco de Asís. Nuestras Constituciones hablan del supe– rior local dentro de la bipolaridad autoridad-animador, poniendo, una vez más, el hincapié en su aspecto autoritario y no en su vertiente de animador, seguramente debido a la estructuración jurídica de la Orden. Es cierto que la imagen que teníamos del guardián de hace 15 ó 20 años ha desaparecido ya... Era una guardianía que se basaba casi exclusiva– mente en la autoridad. Y si antes nos lamentábamos de que el superior local era un dictador, un autoritario, que imponía sus normas y leyes de una manera arbitraria, hoy día podemos decir que muchas de nuestras fraternidades son acéfalas, sin timón alguno que dirija y anime de una manera permanente el proyecto común de los hermanos. ¿ Cómo compaginar estas dos cualidades? En nuestro momento actual el superior local será aquél que sabe acomodarse a las circunstancias presentes, manteniéndose fiel a lo que en su oficio creemos esencial; o sea, no se trata de disminuir su autoridad ni de crear algo enteramente nuevo, sino de mantener lo esencial y saber modificar lo accidental. La 44 Cf. MAc1ssE, C, La vida consagrada en el tercer milenio, en CONFER 142 (1998) 215-236. 43

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