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ble; pero habrá que tener siempre en cuenta que la finalidad por la que estamos reunidos es vivir en Fraternidad los valores evangélicos. Por lo tanto, todas estas relaciones con cada uno sólo cobran valor, cuando van relacionadas con el grupo. Al entrar en relación con cada uno, además de atender su faceta individual, hay que despertar también la faceta comu– nitaria. Hacer que la Fraternidad salga más fortalecida y pueda cumplir mejor su Proyecto de Vida debe ser lo que nos lleve a intentar una buena relación con cada uno de los hermanos. 3. El Capítulo local Otro de los medios para la animación de la Fraternidad es el Capítulo local. Aunque en las fuentes apenas aparece este tipo de capítulos, podemos tomar la estructura de los generales y provinciales, para ver su contenido y desarrollo. Por los datos que nos dan los biógrafos y cronistas, los Capítulos son una especie de celebración de la Fraternidad. La toma de conciencia de lo que es y para lo que es. Es decir: la experiencia de que hemos sido convocados por el Señor para realizarnos personalmente en el segui– miento comunitario de Jesús. De ahí que se realice de una forma responsablemente festiva, por cuanto es el momento en el que se materializa o "sacramentaliza" nuestra vocación de hermanos 40 • Por eso, al Capítulo debe preceder ese ambiente de alegría que supone sentirnos juntos, para sopesar el pasado y decidir el futuro. Esto parece que tenga más sentido en un ambiente provincial, pero no local. Sin embargo, también en los grupos pequeños se puede dar esta especie de "serena alegría", que nos ayuda a mantener una actitud positiva respecto a lo cotidiano. El Capítulo, según las fuentes, consta de tres partes: • Recordar el carisma que nos hace Fraternidad: es decir, hacer 40 De Vitry 41 I Regla 18,I 30
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