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así, puede resultar retórico; pero la experiencia nos enseña que, dada la situación de nuestra Fraternidades, no es posible animar con optimismo sin creer que la Fraternidad, primero que todo, es una realidad espiritual convocada y animada por el Señor. De lo contrario, no podremos soportar las inc:óngruencias y contradicciones de la misma. La paciencia activa se convierte así en un valor que debe acompañar el quehacer del guardián 34 • La conversión o crecimiento de la Fraterni– dad es un proceso tan misterioso y lento que no puede tomarse como una especie de reto empresarial que desafía la eficacia del jefe. Si "la paciencia de Dios es nuestra salvación", como dice la Escritura 35 , la paciencia del guardián es la salvación de la Fraternidad. Una paciencia que no nace de la convicción de que "con estos bueyes no sepuede arar", sino de la propia experiencia de que nos es muy penoso seguir a Jesús. El acompañar en este lento y dificultoso camino a los hermanos, haciéndoles ver que no se trata tanto de alcanzar la realización de nuestros Proyectos de Vida, cuanto de sentirse humildemente optimistas y gozosos por experimentar que caminamos juntos, animados por el Espíritu, es un servicio que califica el quehacer del guardián. La paciencia a que nos referimos aquí, no nace de la falta de iniciativas ni del no saber por dónde tirar. Se trata de una paciencia activa, que sabe acompañar a cada hermano en el proceso de su madura– ción y abrirlo al proceso de los otros hermanos que forman la Fraterni– dad. No tener la sensación de que se pierde el tiempo que se dedica a los hermanos, es ya una conquista. Pero mantener una presencia que resulte asequible a todos, sin ceder a la tentación de un paternalismo empalago– so, es el modo fraterno de prestar el servicio de la guardianía. 111. Medios para la animacion No pretendo aquí dar recetas infalibles que garanticen la animación. Animar una Fraternidad, tal como hoy lo entendemos y exigimos, es una 34 Carta a un Ministro 2-8 35 2Pe3.l5 26