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La Fraternidad ha evolucionado y la figura del Ministro debe corres– ponder a las necesidades de unos hermanos ya instalados en conventos; de ahí que el Ministro descrito por Celano debe animar una Fraternidad que ya es conventual; por lo que se exigen virtudes conventuales, como son seguir el horario: misa y oración; atender a los que le visitan; no hacer acepción de personas, aunque deba saber discernir y dar a cada uno lo que necesite. Más que erudito debe ser piadoso y promotor de la virtud. Modelo de pobreza y poco complaciente con los honores. Condescendiente con los insolentes, aunque manteniendo el principio de autoridad para que el grupo pueda ir creciendo y no se relaje. En fin, que sea amado por los buenos frailes y temido por los malos. En el retrato del Ministro Provincial añade algunas cualidades inte– resantes que son las que aparecen en la famosa Carta a un Minístro. Se les pide que sean asequibles y dignos de confianza; no demasiado autoritarios y capaces de ayudar a los que se encuentran en dificultades morales. Y por último, que sean espejo de disciplina para los demás. La figura del Ministro que nos presentan las Biografías está coloreada por el concepto de "santidad ejemplar" que contiene las cualidades necesarias para llevar a cabo el servicio de animación de la Fraternidad. Haciendo una lectura menos sacral y más profana de los textos podemos decir que el ministerio de animación que ejerce el guardián conlleva los siguientes elementos. a) La guardianía es un ministerio Más que una prebenda o gratificación a la propia valía o a los servicios prestados 29 , el oficio de guardián es un ministerio. Es decir, un don del Espíritu que tiene como función sorvir a la Fraternidad en la realización de su Proyecto de Vida evangélico. Si desde hace unos años se le ha ido despojando de esas adherencias que produce el tiempo y el poder, devolviéndole los colores evangélicos 29 Admoniciones 4; 19 21
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