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que en sí es carismática, procede del Espíritu del Señor. Lo lógico sería, como he dicho antes, que el elegido para este ministerio de guardar a los hermanos en su vocación evangélica estuviera agraciado también con el carisma de la animación; pero, como todos sabemos, no siempre es así. La función animadora del guardián podríamos describirla como un ministerio de unidad y comunión. Para que la Fraternidad sea fiel a su vocación se requiere que cada uno de los hermanos realice también su propia vocación; y esto no de forma autónoma e independiente sino en relación fraterna con los demás. Esta función coordinadora que hace posible que la Fraternidad no se reduzca a un grupo societario de intereses, sino que llegue a expresar y vivir su única vocación de seguir a Jesús como grupo de hermanos, es lo que define el ministerio animador del guardián. Este ministerio manifiesta la comunión fraterna como don divino y no solamente como resultado de la acción humana; por eso su autoridad procede del Espíritu del Señor. Sin embargo, el guardián no tiene por qué hacerlo todo; con frecuen– cia tendrá que acudir a otros hermanos que tengan la capacidad de animar a la Fraternidad. Pero él estará allí autorizándola y encauzándola. Por eso su figura tal vez pierda relevancia y aparente protagonismo, pero así gana importancia e influencia. Los guardianes no pueden monopolizar todos los carismas de animación olvidando su función específica; es decir, no pueden ser autosuficientes; pero la Fraternidad sin guardián tampoco. 3. Un guardián fantasma Al buscar en la Fuentes las cualidades de animador que debe tener el guardián hay que distinguir entre los Escritos y las Biografías. En los Escritos la figura del guardián es un "fantasma"; aparece su nombre - aunque escasamente-, pero no sus funciones 15 • Sin embargo, en esto no se diferencia mucho de los demás Ministros -el General y el Provincial– de los que a penas dice, no sólo las cualidades que deben adornar su ministerio, sino las funciones a desempeñar. La razón es muy sencilla: 15 Carta a un Ministro 12; Testamento 27,28; Carta a la Orden 47•48 18

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