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cuya expresión mejor era el nombre dado alos suyos: hermanos menores. Para garantizar esas relaciones, Francisco hizo unas opciones de pobreza llenas de coraje y radicales, entre las que cabe destacar: * el no-uso del dinero. * la no-propiedad de los bienes. * el trabajo manual como medio ordinario de sustento. * la limosna en caso de manifiesta necesidad. Cierto, desde la declaración de Pablo VI 180 , esas opciones-excepto las que se contienen en el Código y en las Constituciones- no tienen fuerza vinculante para nosotros; pero nos queda el deber de buscar hoy, en los varios contextos culturales en los que nos movemos, los modos de restaurar las mismas relaciones de fraternidad y de minoridad con todos. La 6ª proposición enumera algunas opciones que nosotros debemos hacer para nuestro tiempo: - austeridad de vida y compromiso de trabajo. - solidaridad y mutua dependencia. - vida inserta en la experiencia del pueblo, especialmente de los pobres. - justo uso y administración de los bienes y de las propiedades. - empeño o compromiso a favor de un desarrollo correcto. En el VI CPO se ha repensado y se ha aceptado de nuevo esta pobreza evangélica como opción de familia y como alternativa al sistema econó– mico neoliberal y globalizador imperante en nuestro tiempo, que no se pretende demonizar, pero sí entenderlo y valorarlo críticamente, sobre todo en su aspecto ético. Nuestra forma de vida evangélica, aún en su debilidad, desea propo– nerse como un modo más humano y más auténtico, privilegiando los valores de simplicidad, gratuidad, voluntad de servicio, respeto de la persona y de lo creado, junto a otros hombres de buena voluntad. 180 4 de marzo de 1970 172

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