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* Los hermanos se amen entre sí 9 La Fraternidad, además de estructura que posibilita el seguimiento comunitario de la Vida del Evangelio y que necesita el ejercicio de la autoridad para que los hermanos permanezcan abiertos a la voluntad del Señor, es también la trama de relaciones recíprocas con las que los hermanos se ayudan a ser fieles al proyecto evangélico por el que han optado; esta preocupación mutua no se puede quedar en palabras sino que debe descender a las necesidades reales de los hermanos: necesidad de cariño y de ternura; necesidad de comprensión de las dificultades; necesidad de acogida y de servicio en la enfermedad; necesidad de aceptación de nuestra limitada realidad. * Seguir la humildad y pobreza de nuestro Señor Jesucristo 10 El Cristo al que deben seguir los hermanos no es sólo el hombre austero que, por las circunstancias concretas de su misión, tiene que desenvolverse en un medio pobre y desarraigado, sino el Dios rico que para superar nuestra pobreza no duda en rebajarse hasta ella haciéndose uno de nosotros. La pobreza, por tanto, no es una virtud entre tantas, sino la forma en que se realiza nuestra salvación. El seguir desnudo a Cristo desnudo se materializa en el no-tener, no– saber, no-poder; una forma humilde y menor de sentirse libres de impedimentos para poder acoger al que se nos da comoAmor regenerativo de nuestra humanidad. La pobreza humilde no se apega a las cosas porque forma parte de un modo de ser itinerante y desarraigado; no se tiene porque no necesita; y lo poco necesario se adquiere por el trabajo o, en casos extremos, por la solidaridad de los demás. Pero la pobreza humilde va mucho más allá. Una Fraternidad que ha optado por seguir a un Jesús empobrecido, débil, vulnerable y servidor, 9 1 Regla 11,5 10 1 Regla 9,1 14

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