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---·-----------,-~- --------- Participamos de cierta "mística" que nos hace creer que cuanto más nos sacrificamos, mejores somos, lo cual no ayuda a los propios interesados y, por otra parte, acarrea problemas para los demás. El sistema sacrificial cristiano ha pervertido el sentido de sacrificio, acentuando el aspecto de culpabilidad que incluye. Sería importante plantearnos seriamente la pregunta: "¿ Qué concep– to de Dios se esconde tras este sistema? En realidad, el dolor en sí mismo nunca es bueno, sólo es válido aquel dolor que es aceptado, para luchar en su contra. Cuando se atiende a una situación de crisis de un anciano, ¿ es conve– niente acceder a todos sus caprichos?, ¿ las actividades que se le propongan tienen que ser siempre "productivas"? Mejor si son productivas, porque favorecen su autoestima. Si sólo se le pueden proporcionar actividades lúdicas, convendrá reforzar los valores que incluyan. Por lo que se refiere a los caprichos, es muy difícil su evaluación; por lo tanto, convendrá actuar con mucho tiento y con una necesaria dosis de tolerancia, sin caer en la complicidad. En nuestra sociedad occidental "productivista" la atención a los ancianos puede ser un gran testimonio evangélico. ¿ Qué "hobbies" se les pueden proponer? Es muy importante conocer las tendencias del anciano a la hora de proponerle una actividad. Siempi:e será importante que, cuando sea posible, aparezca en ella algún aspecto productivo. ¿ Tendríamos que aprender a preocuparnos por el hermano enfermo de la misma manera que en la sociedad civil aparece esa solidaridad material en torno al familiar enfermo? 115
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