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militante-. En ese momento, lo único importante es ese problema. Si la comunidad no le presta atención, el sujeto se independiza de la vida del grupo. Esas necesidades vitales estarán siempre más o menos latentes, operando en la vida de una fraternidad. Saber reconocerlas sin timideces, y, lo que es más importante, acertar a engarzar adecuadamente esas necesidades básicas con los ideales que aglutinan a sus componentes, constituye una tarea fundamental en el mantenimiento de toda dinámica comunitaria. El problema se plantea, cuando esas necesidades vitales pretenden ser sacrificadas, desatendidas o camufladas en favor de los ideales y de la eficiencia 109 • 4. Las relaciones interpersonales: aceptación de la distancia y de la dijerencia. Analizar las relaciones interpersonales debe ser una tarea permanente y debe tener incluso sus momentos extraordinarios. Un peligro básico en los procesos de grupo y que importamucho tener en cuenta a la hora de una evaluación, es el de las ilusiones grupales. El grupo es una entidad, que se presta a todo tipo de fantasías. Aquél que ama más su sueño de una comunidad cristiana que aquella comunidad a la que pertenece, se convierte en destructor de toda comunidad cristiana, pormás honestas, serias y abnegadas que sean sus intenciones perso-nales 110 • Los ideales comunitarios fácilmente se convierten en ilusiones enga– ñosas, generadoras de frustración, de desaliento y de pérdida de toda motivación para continuar en el empeño común. Aquí el problema no radica tanto en el encubrimiento de las necesidades vitales más profun– das. El problema es el de la falta de realismo para medir las propias 109 A este tema me referí en el artículo Ideales e idealismos de grupo: Sal Terrae 83 (1995) 115-127. 1 JO BoNHOEFFER, D. Vida en comunidad La Aurora, Buenos Aires 18. llO

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