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El problema: el individualismo como patología de lo personal. A) Post-modernidad e individualismo. Los pensadores de lo post-moderno señalan que vivimos una época marcada por un talante decepcionado, en la que no tienen lugar ni cabida los «grandes relatos», las "grandes palabras" ni los "grandes proyectos". En los tiempos post-modernos que corren se experimenta una gran decepción o hastío respecto a los intensos y cargados valores e ideales que marcaron pasados relativamente recientes. El intento por cambiar el mundo se experimenta como una terrible ingenuidad, fruto exclusivo de la ignorancia o de inconfesados sentimientos infantiles de omnipotencia. No hay lugar. Pasaron los tiempos de las mayúsculas: el «Pueblo» -el de Dios también-, la «Revolución», la «Amnistía», la «Democracia» o la «Libertad» ..., hasta la droga parecía estar impregnada de «mayusculidad» en los lirismos que se entonaron en torno al L.S.D. Pocas mayúsculas nos restan en los tiempos del desencanto, si no son las que se apropian el Consumo, el Deporte, el culto de la propia imagen corporal -lo de la "Beautiful People". Perouna fraternidad necesitaparaconstituirse, mantenerse yestabilizarse la participación de sus miembros en un proyecto común que les aglutine y les motive en orden al desempeño de las tareas concretas que hacen la vida grupal. El Reino sigue siendo un gran proyecto y un gran relato para nosotros. El Carisma de cada Congregación constituye también un propósito que debe aglutinar a todos sus miembros. B) Crisis del modelo comunitario de observancia: En ese modelo cada uno tenía su plaza definida de una vez por todas. Toda actividad estaba precisada por unas reglas. Detrás de la unión y orden aparente había también una negación de todo desacuerdo o conflicto -que, por supuesto, existía y, a veces, terrible-. Se salvaba así una unidad; pero había una negación de la diferencia y de la libertad, así como de la responsabilidad personal. Se fomentaba 106

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