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Nivel psicológico: 1. ¿Reestructuración o desintegración? La pregunta que se plantea es la de si hay obligadamente una desintegración o si es posible una reestructuración de la personalidad. Porque la involución física da lugar a una reestructuración, que no necesariamente tiene que convertirse en una desintegración. La reacción puede ser muy diversa y se podría afirmar: dime cómo envejeces y te diré quién eres. Se envejece como se ha vivido. La personalidad anterior es lo más determinante. La personalidad equilibra– da soportará mejor el envejecimiento y podrá encontrar en ella un beneficio. La personalidad problemática, acentuará su conflictividad. Quien situó en la fuerza física o su belleza corno lo más importante, verá que se le derrumba el pilar fundamental. O quien la haya puesto en la imagen ganada por su vida profesional. Aceptar la nueva situación es la clave del buen envejecer. Sólo cuando se hace el duelo por lo anterior es posible sacar partido a lo presente. Es fundamental saber dar por perdido dentro lo que se ha perdido inevita– blemente corno ley de vida, comprender que la pérdida de energía va acompañada de un aumento de experiencia; que la pérdida de ciertas funciones intelectuales se acompaña de un aumento de sabiduría de vida. En este contexto juega también de modo importante el desvelamiento de la muerte, que se va produciendo desde la edad adulta. Saber mirarla y aprender a aceptarla constituye un elemento muy importante del saber envejecer. Conocemos la frase de C. G. Jung: entramos en la tarde de la vida con una profunda y evidente falta de preparación. Peor aún, entramos con los mismos ideales y convicciones que teníamos hasta ahora; pero indudablemente no podemos vivir el crepúsculo de la vida con el mismo programa de la mañana. 100

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