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ENTREVISTA o etapas vitales más aceleradas, y a la vez que lo sacro en arte tarde en aparecer, que es lo que nos sucede porque nos faltan los conductos ade– cuados, todavía sin reestructurar. ·Es ahí donde deben intervenir los que tienen responsabilidades de gobierno religioso, que sepan escuchar a los técnicos, al igual que encuentran lógico hacerlo en las demás disciplinas. Pero para el arte exis– te una maníaca y universal autosuficiencia. Hace unos días preguntaba a un Definidor General si existía en Roma alguna conciencia acerca de las directrices conciliares sobre arte sacro, y si había algún organismo o comisión especial, pero no te– nía mayores noticias. Seguramente en ninguna de las curias generalicias franciscanas se alcanza a medir suficientemente los desafueros artísticos que se vienen repitiendo impunemente en fas res– pectivas jurisdicciones provinciales. En los últi– mos tiempos ya nos hemos cargado con una ne– gra historia en lo que se refiere a construcciones y destrucciones de edificios con cuantiosas pér– didas de obras de arte. P. Todo arte verdadero es, por esencia, comu– nicativo, pero las posibilidades de comprensión de un arte sacro verdaderamente nuevo y actual pa– recen limitadas por parte, no sólo del pueblo fiel, sino de cualquer persona con un nivel medio de cultura. R. La comprensión es un problema que se da a todos los niveles, todos los hombres deben es– forzarse por comprender este mundo que esta– mos viviendo. También en arte se exige un ·es– fuerzo similar por parte del espectador. Y com– prender significa esforzarse por salir desde no-– sotros mismos hacia el otro, un saber pregun– tar. En el arte se da también una reciprocidad, la figura que nos está hablando, el espectador como ser capaz de recibir sensaciones. El roman– ticismo, que alcanzó al filo de nuestro siglo, re– cubierto de un sensible y emocionado realismo, fácil para una comprensión superficial, fue con– tinuado luego por sus sucedáneos que fueron los realismos torpes y ya vacíos de la ilumina– ción romántica. Lo reproducido se parecía toda– vía más a las cosas que los ojos conocían, imá– genes de labios pintados. Así nació el gran mer– cado de las imágenes de escayola, repetidas, iguales, embotadoras de todo sentimiento reli– gioso, falsas, cargadas de símbolos literarios. Ha sido ésta la época más repugnante de toda la ico– nografía cristiana. Lo religioso no puede identifi– carse con tantas torpezas. P. ¿Se han dado en nuestro tiempo algunos intentos de dignificación del arte religioso? R. Sí, pero como el mercado estaba tan cu– bierto, y era barato, esos intentos se doblega- 120 ron ante las exigencias econom1cas, y a su vez comenzaron a reproducir las mismas imágenes, esas reproducciones seudomodernas de cartón piedra. Ahora tenemos esa macabra modalidad del envío de moldes desde Europa, para que los aficionados artesanos en América las sigan re– produciendo aquí, un mercado de cajas de muer– tos, que tienen la magia de poder sacar de ellas todos los cadáveres que se quiera. P. ¿Qué podría aportar la inspiración francis– cana a un arte sacro actual? R. Tenemos una hermosa tradición, con el re– gusto de tantas cosas bonitas como se han es– crito sobre san Francisco y el arte, pero todo

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