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ENTREVISTA P. ¿Por qué viniste a CEFEPAL, y cuáles son tus proyectos inmediatos, una vez finalizada tu serie sobre san Francisco? R. Vine para realizar esa serie de cerámica, que sirviera como soporte a un texto de inter– pretación franciscana desde nuestra actualidad . Esta serie , que se me está acercando al cente– nar de relieves, estará pronto concluida. Ahora me preocupa la formación de un equipo francis– cano en orden a una producción de arte religioso. P. ¿Cómo te iniciaste en la escultura? R. En el campo misional americano las obras materiales son a veces parte integrante del tra– bajo misionero. Muchas veces se está también en soledad, y es ahí donde, urgido por las circuns– tancias, realicé mis primeras esculturas. Luego, estudié en Italia, y ya todo fue sucediéndose en– tre exposiciones individuales y distintos talleres, al aire también de mis distintos destinos. P. No te habrá resultad~, sin embargo, fácil alternar tu actividad apostólica con la tarea crea– tiva. R. El arte me ha ido acompañando en la vida en función de mi sacerdocio. Aprovechar los tiem– pos libres me ha obligado siempre a trabajar con aceleración en la escultura. Habré realizado unas 30 exposiciones, unos 10 trabajos monográ– ficos. He sido maestro de arte en una institución para deficientes mentales, en un colegio de pri– maria, en artes y oficios, y en una universidad, siempre acomodándome a las distintas regiones en las que se situaban nuestros conventos o pa– rroquias. P. En tu manera de recrear la realidad se ad– vierte una intencionalidad, una voluntad de agotar el contenido del tema descifrando sus distintas significaciones desde tu propia interioridad. Tu estilo expresionista ¿es el más adecuado para ese fin? R. Parto de la figura, que sea identificable. Me interesa aquel tema que esté cargado de una entidad humana y ejemplar. Es bueno a esa figu– ra prolongarla en sucesivas imágenes, una espe– cie de película, poder contar la historia que que– ramos. Trato de añadir, efectivamente, una inten– cionalidad, que es una manera de recrearse des– de dentro de la propia figura que se está hacien– do, entrar en su vivir, hacerla hablar de nuevo. Los tres acentos que trato de imprimir como ca– racterística personal son lo religioso, lo monu– mental y lo popular. P. Toda tu obra tiene un sentido de trascen• dencia. ¿Se podría decir que tiene también un sentido religioso? 118 R. Lo religioso no está en el tema ni tampo– co en mi condición de sacerdote. Lo religioso, en lo estético, es una trascendencia que se tiene de antes y que luego se imprime, es una especie de rabia, un inconformismo, de meter el dedo en el barro y que vaya subiendo hasta alcanzar la ca– beza, achicarla, convertirla en llama. Estas cabe– zas que hago nunca son pequeñas, se integran en una totalidad. Me preguntan por qué hago las ca– bezas tan pequeñas. Los que ven las cabezas pe– queñas sólo saben ver las dimensiones de una es– fera deformada y pequeña, no perciben su rela– ción con la figura total. Un médico decía de san Francisco que, cuando recordaba sus palabras, no le decían nada, pero que escuchándolo hablar todo se escuchaba y se sentía distinto. A eso se llama expresión, y en arte expresionismo, y esa es mi intención y manera cuando trato de descu– brir la figura desde el barro. Es el esti.lo de una emoción humana, para adentrarnos más en el es– pectador. Nos descubrimos más en beneficio de un mejor diálogo, un querer alcanzar a otros con mayor decisión. P. ¿Se podría hablar de un resurgimiento del arte sacro en los últimos años, especialmente después del Vaticano 11? R. Hay una decena de francotiradores artistas preocupados por el arte religioso, y eso en todo un mundo de 700 millones de católicos, por no hablar más que de nuestro recinto. La gran cul– pa la tienen estos dos últimos siglos en que de alguna manera estaba marginada dentro de ,la Iglesia la iniciativa de la persona, su frescura Interior, sus propios carismas, porque sobreabun– daban las leyes, y todo se inundó de prohibiciones. Paulo VI hizo una patética confesión de culpa en nombre de toda esa Iglesia. El Vaticano 11, en el capítulo VII del Documento sobre la Liturgia, ha puesto unas primeras y sensatas normas para co– rregir esa situación reinante. Pero, como carga– mos con toda la inercia del pasado próximo, lue– go de quince años de aquella publicación, y es– pecialmente en el área de lengua castellana, se– guimos en esto muy atrasados. Es la ley de ,los vasos comunicantes: el subdesarrollo que se da a todos los niveles. P. Habría unas iniciativas, unos primeros pa– sos que dar para superar ese subdesarrollo, ¿cuá• les serían? R. El arte religioso ha existido siempre que el pueblo cristiano ha estado vivo. El arte sacro no se impone, es siempre consecuencia, al Igual que toda la historia del arte universal ha sido siempre manifestación de la múltiple realidad ya existente. Pero hoy nos puede suceder el rena– cer de un mejor vivir cristiano, con transiciones

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