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bien formado, que tiene que ser árbitro cuando hay conflicto entre el corazón y el sentido común. Salomón fue listo, famoso, lleno de bendiciones. Pero a la larga se equivocó tomando esposas sin medida y portadoras de idolatrías. Toda su sabiduría quedó en los papeles. Y así preparó la ruina del reino heredado del gran rey David. Y aplicándonos la historia, es muy probable que no haya una sola persona de entre nosotros, que esté conforme con lo que emprendió, ni con la pareja que eligió. Cualquier grupo está lleno de fracasados y de infelices. Y por esa tremenda experiencia entendemos que el remedio para seguir andando es acercamos a la Iglesia, a la Misa, a los Sacramentos. No se puede decir que no hay mal que por bien no venga, sino que hay bienes al alcance de los creyentes, aunque el saco de desilusiones sea grande. II. Rom. 8,28-30 Por el detalle de sentimos necesitados de Dios, sabemos que estamos entre los elegidos. Somos llamados a recibir cuando queramos la asistencia del Señor, y al fin se nos dará la vida eterna. En menos palabras no se pueden decir cosas más sublimes: "llamados, elegidos, justificados y glorificados". Claro que hay personas estudiadas o no, que tienen estos misterios cristianos como fantasías de filósofos soñadores. ¿Y qué les podemos decir? Pues que al menos tenemos un personaje como Jesús, que nos enseña a salvamos haciendo el bien y evitando el mal, y que nos ofrece la vida eterna. Parece fantasía, pero es realidad más que fantástica. La raíz de nuestra fe está en esas afirmaciones de Jesús y de los Apóstoles por él guiados y adoctrinados. Tenemos un magisterio infinitamente verdadero y humanizado, que no nos agobia, sino que nos amma. 93

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