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II. Rom. 8, 26-27 Prueba de lo dicho es que el mismo Espíritu del Padre y del Hijo viene en ayuda nuestra y nos enseña a expresamos son gemidos inefables. Los confesores debemos proceder con ternura hacia las personas angustiada por los fallos de su vida. No pasa nada: levantarse y andar sin quedarse mirando atrás como aquella mujer de Lot que por curiosear sobre la catástrofe que sucedía en Sodoma, quedó abrasada por la radiación. Que se nos diga que no sabemos pedir lo que nos conviene y que es el propio Espíritu el que nos inspira, es una de las verdades de la fe CRISTIANA que debe producimos consuelo infinito. No nos preocupemos de saber gramática o elocuencia para hacer peticiones al Señor. Poniendo la memoria y el entendimiento en la figura y proceder de Jesús, ya nos nace la voluntad de cuidar de salvamos cada jornada. No nos preocupemos si en tiempos pasados tuvimos fallos: eso ha pasado y ya no se toma en cuenta. Ni nos preocupen los fallos del mañana. Solo interesa no fallar en el momento de que disponemos. "Le basta a da día la faena que le corresponda". III. Mat. 13,24-43 La cizaña, la planta falsa o dañina, la toma Jesús como ejemplo del devenir humano. La contradicción es connatural a quienes jamás estaremos perfectamente desarrollados mientras vivamos en este mundo. La falsa doctrina, los falsos magisterios, las falsas promesas políticas o religiosas son cizaña. ¿Por qué Jesús no quiere acciones violentas para erradicar las cizañas? Porque es la gran proclamación de la libertad humana. Uno puede elegir ser trigo o cizaña. O ser ambas cosas 91
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