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uno mismo y se evita ser sembrados y regados, tampoco nos importará que los demás padezcan esa carencia. Los desencantos de padres, profesores, cultivadores no arreglan mayor cosa. Tiene que ser el propio yo quien evite piedras y malezas y quedarse en el camino donde solo hay distracciones o derrotas. La parábola del sembrador tenía que estar grabada en las paredes de los centros de aprendizaje. Sentirse tierra que produzca un porcentaje atractivo, y que el sacrificio sea fuente de satisfacción para un yo interesante. *** Domingo XVI, A. 24 de Julio de 2011. l. Sabid. 12, 13.-16-19 Maravillosa síntesis del saber sobre Dios. Que es enorme, pero compasivo y misericordioso. Y que demuestra su poder teniendo con los débiles y pecadores consideración paternal y lógica. La oferta de la Confesión es lógica en quien nos da a su Hijo como garantía de verdad absoluta. Jesús, que siendo Hijo, tenía potestad infinita, se somete a la debilidad de las fatigas humanas, para demostrar la nueva cara del Dios verdadero. Por eso hemos de entender como signo de Dios la insistencia de Jesús de que la Iglesia vaya por el mundo perdonando los pecados, que para eso recibe al Espíritu Santo. Nuestros pecados no son problema con Dios sino con el yo profundo, que sabe que no se puede engañar dejando deberes o limitando esfuerzos por ser mejores. No tengamos miedo a Dios, del que decían los refraneros que "castiga sin piedra ni palo". Dios no castiga de ninguna manera. Quizá el castigo especial es verle infinitamente mejor que nosotros. 90

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