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Pastor. Oficio el más alto que pueda darse. Quien tenga el encargo de catequizar, cúmplalo, que será su mejor garantía de salvación. *** Domingo Vº de Pascua, A. 22. de Mayo de 2011. I. Hechos 6, 1-7 Los auxiliares de la Iglesia, son llamados diáconos. Aunque fueron elegidos para atenciones humanitarias, algunos de ellos emprendieron labores apostólicas, como Felipe, que logra implantar la fe Cristiana en Samaría y luego catequizar a un ministro real. Recordemos que Samaría era un territorio de herejes, completamente desechado por los judíos. Sin embargo una mujer Samaritana da agua a Jesús y lo anuncia en su pueblo. Y hay un buen samaritano que atiende a un malherido, mientras los sacerdotes y levitas pasan de largo. Jesús había dicho que los suyos serían sus testigos en Jerusalén, en Samaría y hasta el fin del mundo. O sea, los samaritanos eran gente especial. Pero lo que trata la primera lectura es la atención a los necesitados. En Jerusalén había muchos pobres, que necesitaban un comedor gratuito para alimentarse. Porque los creyentes, que habían pensado que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina, lo había consumido todo. Ni habían sembrado ni cosechado. Para afrontar esa necesidad hacían falta muchas manos. Y para eso fueron creados los diáconos. Y fueron consagrados para poner en claro que ese oficio era sagrado y tenía que cumplirse sin descuidos ni abusos. De esos diáconos destacó luego Esteban, que al repartir los panes, predicaba a Cristo, y las autoridades lo habían fichado. Y un grupo capitaneado por el futuro Pablo, lo liquidó a pedradas. Otros diáconos muy célebres fueron liquidados con sus 67

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