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ese modelo para lograr la corona del cielo. La compasión hacia Cristo no es para lamentar, sino para ESTIMAR la dádiva total de Jesús para ganamos hacia su Verdad, que es la Verdad de Dios, su Padre. Todos somos hijos de su Padre y Jesús, como hermano mayor, no evitó esfuerzo alguno para estimulamos sea cual sea el historial que nos toque vivir. Nadie es desgraciado si en sus esfuerzos se une a Jesucristo. Y nadie puede aceptar que si no le toca soportar calamidades es que Dios le ama especialmente. Más bien puede ser señal de incapacidad de ser protagonistas de historias mayores. Es domingo del Buen Pastor. No le privemos de ese título, que es el que mejor le cuadra. III. Juan, 10, 1-10 Precisamente Jesús reivindica ese título como el que le glorifica de modo especial: porque doy mi vida por las ovejas. No da su muerte, sino su vida que incluye la muerte para poder ser Vida Eterna. Ese complejo de realidades hacen de Jesús el Señor y el Cristo. Se decía antiguamente que Jesús podía habemos redimido con solo ofrecer a su Padre una lágrima o un azote. Jesús no tenía que merecer ante su Padre sino en Obedecerle hasta las últimas consecuencias, para que quienes topamos con él nos demos cuenta de cuánto vivió para poder ponerse como Modelo, para que muertos al pecado vivamos para la santidad. Porque siendo de inclinación descarriada, es en Jesús en quien hallamos guía y salvación. Ahora bien: La noticia de que Jesús es el Señor y el Cristo no está en los medios de propaganda, sino en la acción de los bautizados, seamos Ministros o seamos fieles del común. Y de hecho sois los que hacéis de catequistas, en templos, casa o escuelas, los que convertís a muchas personas hacia Cristo, el Buen 66

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