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admirable de la Resurrección de Cristo y de la participación de los creyentes en la alegría de esa creencia fundamental, que da fuerza para cumplir el programa que nos toque en este mundo. Podemos amar a Jesús sin haberle visto, y tenerle fe aunque nos parezca que ya no hace milagros, y tener alegrías muy especiales porque sabemos que andamos en salvación. Nuestros milagros están en nuestra constancia en el bien obrar., Cada uno tiene deberes que cumplir, y el ponerlos bajo la protección de Dios nos anima a superar problemas. Las resurrecciones y perdones que ofrece Jesús los tenemos en nuestra existencia. Somos un milagro para muchas personas que se van quedando por ahí desanimadas, y nos ven a nosotros seguir adelante llevados de una fuerza maravillosa. III. 1ªPedro, 1. 3-9. Nada más resucitar se aparece Jesús a los desconsolados apóstoles y les dice: tened Paz. Vuestro problema de fe en Mí ya está resuelto porque me veis lleno de vida. Y desde este momento os emplazo a ir por el mundo perdonando los pecados. El perdón de los pecados es una necesidad y nos la cumple la Iglesia mediante los Sacramentos. Es muy probable que la razón de estar aquí, en este mismo acto de culto, sea pedir y agradecer el perdón de las deficiencias y sentir seguridad de las palabras que se nos dicen como fórmulas de perdón, que son tan verdaderas y eficaces como si las pronunciara el mismo señor Jesucristo. Nosotros queremos estar seguros de que la obra de Jesús, su vida y muerte y resurrección son don del Padre para nosotros. Jesús vino pura nosotros. Es el Don de Dios. Esto es importante tomarlo en cuenta porque es muy probable que estemos creyendo que Jesús es nuestro don para el Padre. 61
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