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de Dios y Salvador. III. El ciego que cura Jesús no sabe quién es el que le ha curado. Jesús le cura y lo deja para que sea sujeto de uno de los episodios más curiosos: le quieren confundir con otro, tiene que explicar cómo fue curado. Niegan a Jesús el ser bueno porque viola el sábado. Llaman a los padres y éstos aseguran que es su hijo, aunque no entienden cómo se ha curado. Y siguen apretando al curado. Y él les aprieta más: ¿acaso vosotros queréis ser de los suyos? Es el colmo, y por eso le insultan:"has salido empecatado del seno de tu madre". Y él responde: "Eso es lo curioso, que siendo malo él, me haya curado, cosa que jamás se ha oído". Y le expulsan de la Sinagoga. Lo excomulgan. Jesús lo presencia todo y se acerca. Y le pregunta algo enorme: "¿Crees tú en el Hijo del Hombre? ¿Quién es, Señor, para que crea en él? El que habla contigo. Creo, Señor. Y se postró ante él." Esto nos obliga a constatar que hay infinidad de personas empeñadas en no ser cristianas, y que luchan por acabar con este nombre-. A veces en la misma familia. Y todo porque en la Iglesia existe el pecado. No importa que existan infinitos milagros, infinidad de personas empeñadas por el prójimo. Y por eso surgen procesiones absurdas, con personajes retorcidos, que evidentemente tienen más de un demonio. Están en perpetuo desafio: Si la Iglesia es de Dios, que haga panes, que gobierne el mundo de verdad, que desafíe los poderes. Y es que la pregunta: "¿Crees en el Hijo del Hombre"? es formidable. Y fuera de considerarlo socialista y hasta comunista no se sabe nada más o se ignora adrede. Pues bien: Nosotros confesamos que recibimos muchos milagros, que vemos a Dios en Jesús. Y que deseamos que él vea a Dios en nosotros. 53
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