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II. Rom.5, 1-2. 5-8. Termino con un comentario a la carta de San Pablo. El Espíritu Santo ha sido derramado en nuestros corazones por el agua bautismal, y por la lluvia de nuestras oraciones, y por la recepción de los sacramentos y por un comportamiento digno de quienes hemos recibido la salvación por Cristo Jesús. Jesús es el don de Dios. Mujer si conocieras el Don de Dios. Hermanos algo conocemos, al menos en teoría, del Don de Dios, que es Jesús y su Evangelio. También se derrama el Espíritu mediante la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Es lo que celebramos en esta Eucaristía. Y quiero recordar que Encarnación del Hijo de Dios fue el primer acto de su incorporación a la condición humana. Gracias a Dios. *** Domingo IVº A. Cuaresma. 3 de Abril de 2011. l. I Sam. 16, lb. 6-7, 10-13ª. En la elección de David para Rey de Israel se fundamentó la creencia de que los reyes tienen dignidad más que humana. Y por eso al propio Jesús le damos el título de rey, en la fiesta final del año Litúrgico. Hoy no guardamos mucho respecto al título de rey. Pero lo seguimos usando para dar categoría en las cosas humanas: deportes, bellezas, poderes y avances científicos. Es interesante que el título de Rey que se da a Jesús se deba a ser descendientes de David, por la línea de San José. El hecho es que Jesús demuestra que es Rey porque intuye el corazón. Por eso el don de la Fe es un don real, de la máxima categoría. Creer en las personas es un don muy grande y allana el camino para creer en Jesús, Hijo 52

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