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muy mal uso de ella. Y que no vale agarrarse a la frase "soy libre", para salirse de la moral o del derecho. Supone la primera lectura que los humanos, aún nuevos, carecían de experiencia contra el Tentador, que ya aparece, porque es muy antiguo, y quiso ganar una batalla contra Dios. La inexperta Eva y el enamorado Adán estaban aún en la luna de miel. Por eso mutuamente se quejan, ponderan el peligro y lo asumen, como cuando nosotros, hecho el disparate, nos tapamos los oídos y cerramos los ojos a ver qué pasa. Y lo que pasó fue terrible. Nació el pecado. Y también la promesa de la victoria sobre el Demonio. La lucha contra el pecado es connatural con el propio pecado. Nadie se libra de esa guerra enojosa. Y la consecución de la victoria es afán de cada día. Y para conseguir la victoria de cada día hace falta el Pan de Cada Día, que es Jesús. Esta narración de lo que ocurrió es preciosa y pertenece a un género literario no histórico. Porque no sabemos cómo fue. Las leyendas van directas al entendimiento y al corazón, y NO están en los libros de historia. Por eso se llaman Catequesis o proclamadoras de posibles verdades. II Rom. 15, 12-19 San Pablo reconoce la caída en el pecado. Pero asegura que la gracia de Dios anula el pecado. Porque el gran testigo del indulto que recibiremos, es Jesucristo que ofrece su valer infinito. Hay que entender que el Valer y Valor de Cristo es el Valer y Valor de Dios. Y ese valer de Jesús es regalo de Dios para nosotros. Es testimonio de que los conflictos contra Dios los solventa Dios por el testimonio de su Hijo. No es voluntad de Dios el que vivamos desesperados de 46

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