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Como casi siempre hay que recurrir a san Pablo para ubicamos en las grandes verdades cristianas. Apoyado en la sagrada Escritura, como ferviente judío que era, dice que la Palabra es útil para enseñar, reprender, corregir. Y educar en la virtud. La mejor educación para la ciudadanía: así la persona estará perfectamente equipada para toda obra buena. Las enseñanzas de los maestros humanos si son buenas, hacen el bien. Pero lo que se llamar EDUCAR es de un calibre tal que solo el poder divino es en verdad educador, que significa liberador de las esclavitudes. En un rapto de energía increíble conjura al Obispo Timoteo a Proclamar la Palabra, a tiempo y destiempo aunque con pedagogía comprensiva. Desgraciadamente la asignatura de Religión es poco apetecible incluso para docentes religiosos, porque les parece que a pocos alumnos podrá interesar su enseñanza. La Pedagogía es el método de conducir y animar a los niños- Y niños somos toda la vida. Como los Apóstoles debemos decir: Señor, enséñanos a orar. Y a ser posible en grupo, si no hay negativa, también en familia, al menos Santiguamos al amanecer y al anochecer, y pronunciar de veras el Padre Nuestro y el Ave María. Que así sea. *** DOMINGO XXX C, 2010. I. Eclto. 35, 15b-l 7. 20-22ª. En el trato con Dios entran las súplicas, las alabanzas, las quejas y las dudas, y también la sensación de fracaso de los dos; Dios y el Suplicante. Cada uno de nosotros ha pasado, pasa y pasará por esas situaciones. En general nos sometemos a lo que llamamos la voluntad de Dios. Decimos con facilidad 388
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