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profecías referentes al futuro del Pueblo de Israel. No se planteaban problemas sobre la vida eterna. En cambio nosotros tenemos necesidad de esperar la vida eterna como la situación victoriosa final. Mientras tanto seguirán los problemas, dependiendo en gran manera de nuestros cuidados o descuidos con nuestras personas. Y también depende de la contribución que cada uno haga de su condición de ciudadano, para que el Pueblo evite desgracias. Es dificil explicar que Dios todopoderoso sea débil con nuestras conductas. Y es que el respeto a las personas necesita ser demostrado por el propio Creador. La tolerancia hasta el sacrificio la ejecutó Jesús. Y por eso es Maestro y Salvador. Porque en su flaqueza ha demostrado que tiene que haber otra dimensión que dure eternamente. Hemos de pedir FE. Señor, yo creo- decía uno que esperaba el milagro- pero aumenta mi fe. II. 2ª Timo, 1, 6-8. 13-14 La Fe y el amor cristiano los sostiene el Espíritu Santo. Para eso habita en nosotros. Pero esta creencia en el Espíritu hay que fomentarla, partiendo al menos, de una invocación correcta, respetuosa y animada. Cuando nos santiguamos apenas si suena el Espíritu. Materialmente lo desestimamos. Pues dice San Pablo que tanto el Obispo Timoteo, como los que recibimos el bautismo, con la imposición de manos, tenemos que ser fuertes, y defender la Fe y practicar el amor cristiano. No solo es responsable el Obispo o los presbíteros y misioneros, sino todos los que formamos el Pueblo de Dios. Nuestra fe ha de ser operativa. Y sin duda lo es en la mayoría de quienes asistimos a las misas y sacramentos que nos brinda la Madre Iglesia. La palabra Espíritu es de lo más fecundo: en ella hay de todo cuanto se os ocurra. El Espíritu llena el Orbe de la 383

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