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propagandísticas naufragamos muchas veces ofreciendo bienestares impagables. Luego viene el llorar y crujir de dientes. Dice la Biblia que es terrible caer en manos del Dios vivo, pero más terrible caer en las propias manos y suicidarse o envenenarse. Satán ofrecía a Jesús una orgía de poder, siempre que de rodillas le rindiese adoración. Lo tenemos en el aire de cada medio de comunicación. II. lªTimo.6, 11-16 Timoteo era un joven griego que quedó fascinado por las sermones de san Pablo. Fue como su alter ego. De ser subalterno al estilo de Juan y Santiago pasó a ser obispo sustituto de Pablo cuando fue apresado y llevado a Roma. El joven obispo tenía ante sí al mundo griego y romano, además de la polemista comunidad judía. Pablo vio los peligros y le envía una emotiva carta quizá desde la cárcel. Estas cartas se prestan a consejos vehementes que parecen olvidar lo hecho y lo proyectado, y queda el receptor un poco en vilo. ¿Será que se olvidó de mis servicios, de mi adhesión total, de mis valentías con judíos y gentiles, de que yo he realizado colectas fructuosas para Jerusalén? Estos reclamos los hacemos todos a nuestros niveles. Pablo cayó en estos defectos y ahora quiere que Timoteo, su obispo sea un ejemplar intachable. Seguramente Timoteo cumplió a cabalidad, y tiene la suerte de aparecer como destinatario de dos cartas. Pero, además, es citado como compañero de fatigas. Seguramente desempeñó su oficio de modo perfecto y como ocurrió con casi todos los apóstoles, no dejó escritos personales. Le hubiera sido imposible tomar el estilo de Pablo, que podía con todo. 380

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