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Lo adecuado es buscar el sitio donde está el nombre o esperar al presentador de la fiesta. Me ha parecido casi cruel este párrafo, porque es posible que el invitador fuera de los que se pirraban por ser saludados como ricos, influyentes o incluso santos. Que puede ser un honor que lo pongan a uno en las cercanías del invitante, sin duda. Pero más de una vez es mejor decir que cada cual ocupa el sitio que le parezca bien, o el que tiene asignado. A Jesús le preocupaba que los compromisos a veces perjudiquen, porque si a un pobre se le invita y sabe que tiene que hacer luego su invitación, seguramente no comerá en paz. Generalmente cada uno busca ponerse donde hay alguien de su gremio, familia y oficio. Por lo que se sabe, la única vez que Jesús invita a comer es en la Última Cena: él pide el sitio y los discípulos están invitados: "¿Dónde dispones de una sala amplia para celebrar con mis discípulos la cena pascual? Está muy aceptado reunirse para comer. Porque lleva consigo el hablar, comentar, comunicar, como pasó en el convite que comentamos. Una fiesta sin comida es funeraria. Seguramente hay personas que lo que menos gustan es sentarse a comer con otros. Nosotros tenemos un banquete muy humilde, como es el eucarístico. Solo hace falta un cierto arreglo personal, porque muy desagradable es ver personas en las misas en las más inaceptables presentaciones. Pablo excomulga al que no trata con buen juicio la Eucaristía. *** 367

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