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Y como el asunto merece meditarse, vamos a gritar Creo en Dios... *** Domingo XX C, 15 Agosto, 2010 I. Jere.38, 4-6. 8-10 Las luchas políticas lo desmoronaban todo en torno a Jeremías. Estaban los enemigos cerca de la Ciudad y había tres opciones: resistir, rendirse o fugarse a Egipto. Jeremías gritaba que el resistir traería consigo la aniquilación. Aconsejaba rendirse para disminuir las inevitables desgracias, pero habría supervivencia de las instituciones. Los más obcecados exigían esperar acontecimientos. Habían ocurridos milagros liberadores en otras ocasiones. Pero los enemigos ya llegaban a la ciudad y los que pudieron salieron hacia Egipto llevando a Jeremías. Allí tomaron conciencia del desastre. Y el secretario de Jeremías escribió Las Lamentaciones, en las que llora las desgracias, sin echar la culpa a los dirigentes obtusos. En aquellos tiempos los profetas tenían voz y voto. Los más influyentes soñaban con amansar a la fiera enemiga con ofertas envueltas en desafios. Ya había laicistas que no aceptaban oráculos divinos, smo soluciones imaginarias. Estas historias ilustran el pasado y el presente de los Pueblos. En nuestros tiempos conocimos situaciones tan terribles como aquellas. Curiosamente, pasados los horrores, los supervivientes se acogieron y se acogen al amparo de Dios. Pero pronto se repiten las historias como en un eterno retomo. El consenso verdadero es misteriosamente inseguro, porque vuelven las dialécticas y se llega de nuevo a la orilla del abismo. 357

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