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desmadre y tanta vida fracasada. En general se necesita un pedagogo que nos vaya enseñando a imprimir en nuestra mente o consciencia lo que se puede llamar VERDAD o BIEN. Eso pretende la Sagrada Escritura con el famoso DECÁLOGO. No se puede decir más en menos palabras. En sus tres apartados: Dios, Yo, y el Prójimo hay enseñanza para magnificar y sobrellevar la vida. Se cuenta que unos vecmos decidieron votar democráticamente si admitían o no los Diez Mandamientos y votaron que LOS ANULABAN. Ya no obligaba Dios ni el prójimo. Pero muy pronto descubrieron que sin Dios no hay prójimo respetable, y que uno también necesita sentirse prójimo. Y en otra votación READMITIERON LOS DIEZ MANDAMIENTOS y sus complementos que llamamos Leyes de la Iglesia. Como dice el texto no se trata de extravagancia y de cosas imposibles, sino del sentido mismo de la vida. No dudamos de que quienes no admiten la Revelación y se agarran a su conciencia puedan obrar bien. Como dijo san Agustín esos no creyentes son movimos por el Espíritu para que sean buenos y se realicen. No tienen conciencia por su propio natural, sino que el Espíritu del Señor los llena, como llena el orbe de la tierra. II. Colos. 1, 15-20 El párrafo de san Pablo sobre Cristo es el más admirable jamás expresado. Y es de lo más escandaloso para judíos e islamistas: Porque Pablo presenta a Jesús como Hijo y Señor de todo, y quien revaloriza en su persona todo cuanto ha sido creado en el cielo y en la tierra, incluidos todos los poderes atribuidos a los seres celestiales y a los de este mundo. 345

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