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si dejara de existir la Iglesia. Y materialmente si dejaran de existir los templos. Todas las penas y alegrías se expresan en un templo. Y de modo completo en el gran Templo que formamos todos y se llama Iglesia. Constituida por piedras vivas según definición de los Apóstoles Pedro y Pablo. Solemos ubicar a la Iglesia en los templos y en las Jerarquías. Así este lugar es Iglesia, nuestra Iglesia. Y cuando habla la Iglesia es que hablan los Jerarcas superiores, constituidos en Magisterio. Nuestras limosnas son sucesoras de las de los fieles de Jerusalén. Y al cielo lo llamamos la Jerusalén celestial. Y si tenemos oportunidad de viajar a la Jerusalén de Israel, nos sentimos en la casa madre de todas las esperanzas. Por eso debe ser tan familiar hablar de la Iglesia como el lugar donde nos salvamos. Y con mucha más eficacia que en la Jerusalén histórica. Porque esta Jerusalén, que es la Iglesia, sana y cura y fecunda nuestra personalidad. Dice un texto que cuando los israelitas fueron sacados de Jerusalén para un largo destierro, al marcharse iban llorando, llevando sus cosas y sus simientes. Y cuando al cabo de 70 años fueron reenviados a Jerusalén, venían cantando, cargados de cosechas de alegría. Este templo estuvo más de cincuenta años sin frailes franciscanos o capuchinos, debido a una orden de destierro del Gobierno español en 1835. Y León explosionó de alegría cuando a los 50 años fueron llamados los capuchinos por el Obispo y desde entonces este templo maravilloso para Uds. Es su templo, porque además es el de san Francisco. La Iglesia sin lugares materiales de reunión se diluye y convierte en un fantasma. Por eso en todo poblado los responsables siempre piensan en poner un templo. Alegrémonos de contar con templos que nos meten la fe 342

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